México es sinónimo de sabor, color y pasión, y Oaxaca es, sin duda, su corazón gastronómico. Ubicada en el sur del país, esta ciudad colonial, Patrimonio de la Humanidad, es un paraíso para los amantes de la comida auténtica y vibrante. La gastronomía oaxaqueña es un tesoro culinario que fusiona ingredientes prehispánicos con influencias españolas, dando lugar a una cocina que es tanto compleja como profundamente arraigada.

El plato estrella de Oaxaca es el mole. No es un solo platillo, sino una familia de siete moles distintos, cada uno con su propio carácter y complejidad. Desde el famoso mole negro, con su profundo sabor a chocolate, chiles secos y especias, hasta el mole amarillo o el coloradito, cada uno ofrece una experiencia diferente. Preparar un buen mole es un arte que se transmite de generación en generación, y probarlo en Oaxaca es saborear la tradición.

Pero la cocina oaxaqueña va más allá del mole. Las tlayudas, grandes tortillas crujientes cubiertas con asiento (manteca de cerdo), frijoles, quesillo (queso de hebra), lechuga y carne, son un imperdible. También están las empanadas de flor de calabaza, los tamales oaxaqueños envueltos en hoja de plátano, y los exquisitos chapulines (saltamontes tostados) para los más aventureros.

La bebida emblemática de Oaxaca es el mezcal. Aquí, el mezcal es más que un destilado; es una cultura. Puedes visitar palenques (destilerías artesanales) para aprender sobre su producción, desde la cocción del agave en hornos cónicos bajo tierra hasta la fermentación y destilación. Probarlo directamente de los productores es una experiencia educativa y deliciosa.

Explorar los mercados de Oaxaca, como el Mercado Benito Juárez o el Mercado 20 de Noviembre, es una aventura por sí misma. Los aromas a chiles, chocolate, especias y tortillas recién hechas llenan el aire. Es el lugar perfecto para probar antojitos, comprar ingredientes frescos y empaparse de la vida local.

Oaxaca no es solo un destino, es una inmersión en la riqueza de la cultura y la gastronomía mexicana, un lugar donde cada bocado cuenta una historia.